Ilusiones perdidas y grandes expectativas en el Barómetro Coface del 2º trimestre de 2023.
El año 2023 comenzó con gran entusiasmo, por no decir exuberancia, pero es muy probable que no sea el año que la mayoría de los observadores e inversores esperaban. Aunque aún es temprano, a mitad de este nuevo ejercicio, para sacar conclusiones definitivas, los primeros meses de 2023 han reforzado algunas de nuestras convicciones:
- No, la inflación no volverá espontáneamente y sin dolor a su objetivo (2%) en los países desarrollados;
- No, los principales bancos centrales no "cambiarán de rumbo" entre ahora y fin de año;
- Y no, el simple levantamiento de las restricciones de salud no permitirá que China desempeñe el papel de motor de retransmisión para la economía global.
La recesión tangible finalmente registrada por Alemania a principios de año, y en la que el país parece seguir sumergido, y la turbulencia observada desde principios de marzo en el sector financiero, hasta ahora limitada a los bancos regionales de Estados Unidos, se pueden agregar a la lista de ilusiones perdidas. Estos ejemplos tienen el mérito de recordarnos dos cosas esenciales que el mercado había perdido de vista: el acceso a energía abundante y barata sigue siendo absolutamente central para el funcionamiento del sistema económico global, y la política monetaria tiene mucho más impacto (directo) en las valoraciones de activos y la estabilidad financiera que en los precios al consumidor.
La perspectiva macroeconómica y financiera hasta finales de 2024 está estrechamente ligada a las tendencias de la inflación y a la respuesta monetaria de los principales bancos centrales. Aunque la inflación central solo caerá de manera muy gradual y marginal mientras los mercados laborales sigan bajo presión, el riesgo de una recuperación de la inflación general en la segunda mitad del año parece estar disminuyendo, y con él el riesgo de un endurecimiento adicional, y ciertamente excesivo, por parte de las autoridades monetarias. La escala y naturaleza de la recuperación en China, que es mucho menos vigorosa de lo esperado y impulsada principalmente por los servicios, junto con los niveles récord de reservas de gas natural en Europa y un mercado de petróleo adecuadamente abastecido, sugieren que el segundo semestre de 2023 y el invierno de 2024 serán menos complicados en el sector energético. Esto genera esperanzas de un aumento significativo de la actividad en Europa (principalmente en Alemania y el Reino Unido) en 2024, lo cual compensaría la marcada desaceleración esperada en Estados Unidos, resultando en un crecimiento global prácticamente estable en promedio durante el año (+2.3%, tras +2.2% en 2023). Un poco más pesimistas que el consenso, nuestras previsiones están sujetas a diversos riesgos, principalmente en el suministro de energía y crédito, cuyas interrupciones probablemente frustrarán incluso las expectativas más optimistas.
En este contexto, hemos modificado 15 evaluaciones de países (13 mejoras y 2 empeoramientos) y 26 evaluaciones de sectores (13 mejoras y 13 empeoramientos), destacando una mejora significativa en las perspectivas, en un ambiente que aún permanece muy exigente e incierto.
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